martes 03 octubre, 2023
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Cómo es el plan con que la ACuMaR planea reducir a la mitad el impacto de las inundaciones

Desde el organismo oficial, explicaron los alcances del Plan Director de Básico de Manejo Hídrico, que plantea una serie de medidas estructurales y no estructurales para mitigar el impacto de los desbordes. La financiación, los posibles plazos y los retrasos del plan original, que se viene pensando desde hace una década.

Las inundaciones son un problema recurrente en La Matanza y se explican desde distintos factores, que, como publicó esta semana El1 Digital, encuentran distintas respuestas según la perspectiva que se adopte para enfrentar esta cuestión. En ese marco, las atribuciones de gestión ambiental en el Partido, además de los funcionarios locales y provinciales, recaen sobre la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo (ACuMaR), un organismo autónomo, autárquico e interjurisdiccional.

La ACuMaR fue creada en 2006 con la misión de articular su trabajo con los tres gobiernos que tienen competencia en el territorio, es decir la Nación, la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, para avanzar en el saneamiento del ambiente en la región. Así fue que, en 2009, y tras el histórico fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el Caso Mendoza del año anterior, que obligaba y delimitaba las responsabilidades de cada actor del Estado en pos de mejorar el medio ambiente, la ACuMaR diseñó el Plan Integral de Saneamiento Ambiental (PISA), que se transformó en el documento rector de las políticas públicas de los años que siguieron.

Dentro del PISA, se diseñó también el Plan Director Básico de Manejo Hídrico, un compendio de obras estructurales y no estructurales, que persigue el fin de disminuir las porciones de territorio dentro de la cuenca que son afectadas por las inundaciones. El primer paso, fue un estudio integral de toda la cuenca, para definir las áreas de riesgo.

“Uno de los mayores avances en materia de gestión hídrica ha sido la modelación hidrológica e hidrodinámica, realizada junto al Laboratorio de Hidromecánica de la Universidad Nacional de La Plata”, reveló a este medio el Coordinador del Plan de manejo hídrico de la ACuMaR, Sergio Mazzuchelli. Según explicó, «esta modelación ha permitido evaluar la peligrosidad de las inundaciones, un dato que, cruzado con mapas de vulnerabilidad social, permitió elaborar los mapas de Riesgo de inundaciones a escala de toda la Cuenca”.

Con este insumo científico, se rediseño el plan de infraestructura estructural, que prevé la construcción de hasta 13 reservorios en zonas rurales de la cuenca alta, que regularán el caudal de los ríos y arroyos, acumulando agua durante las crecidas y escurriéndola gradualmente hacia las cuencas media y baja.

También, se desarrolló una medida no estructural que consistió en la creación de un Plan de Contingencia ante Inundaciones y se instalaron 15 estaciones meteorológicas automáticas (EMAs), una en cada municipio de la Cuenca y en la Ciudad, que monitorean en tiempo real del comportamiento de variables como la cantidad de lluvia caída; y de 4 estaciones de medición continua (EMCs) que actualizan datos como los niveles del río, de las napas freáticas y del acuífero Puelche.

“El Plan Director tiene metas que incluyen obras las cuales, combinadas, impactarían en reducir al 50 por ciento el total de personas que habitan la Cuenca en situación de riesgo hídrico”, destacó Mazzucheli, quien agregó que, a su vez, “las medidas no estructurales previstas podrían reducir aún más este riesgo, dotando a la población y los gobiernos locales de capacidades crecientes para prepararse y enfrentar las inundaciones cuando estas se presentan”.

Las medidas estructurales

Según Mazzucheli, “hasta un total de trece reservorios o Áreas de Retención de Excedentes Hídricos han sido planteados para ser implementados en el Sector Alto de la cuenca, de modo de aplanar los picos de crecidas y entregar el agua de manera progresiva evitando los desbordes aguas abajo, en los sectores Medio y Bajo de la Cuenca”.

“En términos generales, un reservorio es un área que, a partir de la construcción de un dique o pared en el punto más bajo de un terreno seleccionado para ese, genera un embalsamiento aguas arriba, reteniendo los excedentes de agua producto de lluvias intensas en los sectores altos de la Cuenca”, graficó. Además, detalló que, debido a que el terreno en una llanura, donde no existen taludes laterales típicos en un terreno de escarpado o montañoso, “se deben construir terraplenes laterales para contener las aguas del embalse”.

Respecto a la ejecución de las obras, y aunque el primer Plan Director proyectaba todas las tareas concluidas para 2015, Mazzucheli resaltó que “solo tres de estos reservorios han podido ser estudiados adecuadamente, evaluados en terminos de su impacto y cuentan hoy con proyectos ejecutivos que permitirán, a partir de 2020, licitar su construcción”.

Esos tres reservorios son el R1, el R4 y el R7 (ver gráfico). El R7 sería financiado con la extensión de un préstamo del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), un organismo integrante del banco mundial, en tanto que el R1 y el R4, serían construidos por Vialidad Nacional, ya que están afectados por la traza de la Autopista Presidente Perón.

Sin embargo, la concreción de estos últimos dependerá del avance de ese proyecto vial, que cómo publicó El1 el 2 de septiembre pasado, se encuentra retrasado por la dificultad del acceso al financiamiento, por la severa crisis económica. En ese sentido, la autoridad del organismo reconoció que “es difícil hablar de plazos para la construcción”, pero destacó que se han establecido como “prioritarios” al conjunto de reservorios de la sub-cuenca del Arroyo Morales, uno de los principales afluentes del Río Matanza-Riachuelo, por lo que habría un plazo de 24 meses para su finalización. Para el resto, aun quedan mucho tiempo de estudios de factibilidad, búsqueda de financiamiento y licitaciones como para pensar en plazos de trabajo.

En el mientras tanto: las medidas no estructurales

Como ya se mencionó, las medidas no-estructurales incluyen el Plan de Contingencia ante Inundaciones, el cual, basado en la información de las estaciones de control hidrológico y meteorológico y el mapa de riesgo hidrológico, asigna las responsabilida des a cada jurisdicción en las distintas etapas de las contingencias hídricas.

Así, se delimitan acciones claras para la preparación ante los hechos, la alerta a la problación, la respuesta a la inundación y la rehabilitación tras el descenso de las aguas, con un rol fundamental de los municipios y una intervención provincial y nacional que crece a medida que los eventos aumentan su nivel de peligrosidad y severidad.

“La implementación de un Sistema de Alerta Temprana ante inundaciones, junto al Plan de Contingencia ante Inundaciones, está sirviendo de base para el trabajo de adecuación que deben desarrollar los municipios para adecuar sus propios planes a este plan de escala de Cuenca” resaltó el funcionario.

En la misma línea, remarcó que “la sensibilización, educación y concientización también tienen un papel fundamental”. “En este sentido ACUMAR desarrolla actividades sistemáticas en todo el territorio de la Cuenca”, expresó, y celebró el Programa de Urgencia Limpieza de Arroyos Críticos y Fortalecimiento Local. Este plan fue puesto en marcha en septiembre de 2019 y según detalló “desarrolla tareas de limpieza de residuos urbanos y adecuación de arroyos, mientras que articula con municipios y referentes de los barrios más vulnerables de la Cuenca en talleres y mesas de gestión para dar sostenibilidad a las acciones”.

Por último, Mazzucheli reflexionó sobre la necesidad de repensar el ordenamiento del territorio, y remarcó que “más allá de las obras que se ejecuten y que reduzcan o mitiguen las consecuencias del fenómeno climatico, mientras haya personas habitando zonas por debajo de la cota de inundación, la población y los municipios seguirán lidiando con este fenómeno y deberán prepararse para enfrentarlo”.

“La ACuMaR viene realizando, a través de sus áreas de ordenamiento territorial y de evaluación del impacto ambiental y social una sistemática tarea de discusión y abogacía en defensa de la no ocupación de espacios de interés público tales como humedales, lagunas y reservas, que constituyen reservorios naturales y áreas de regulación de caudales hídricos”, concluyó, y cerró demostrando el apoyo a “la correcta definición de la línea de ribera, un tema crucial para asegurar la correcta administración del territorio y su ordenamiento desde una perspectiva ambiental”.