“Todo se concentraba en la Sociedad de Fomento. Era un patio muy grande con una sala donde estaba el bufete. Íbamos los niños, jóvenes y grandes. Los jóvenes siempre acompañados por el papá, la mamá o el hermano mayor”, contó la vecina Teresita Arellano, en una entrevista realizada en 2010.
El carnaval era el festejo del pueblo, del que participaba toda la familia. Las calles se llenaban de alegría y color. Disfraces, agua y papel picado eran los principales protagonistas.
En Bonzi era toda una tradición. Para mediados de la década de 1940 surgieron los primeros festejos. La Sociedad de Fomento era el centro de la celebración. Hasta los primeros años de la década del 50 el carnaval era muy característico.
Las primeras familias del pueblo asistían con sus hijos muy pequeños y otros jóvenes que nos acompañan hasta nuestros días y nos permiten rememorar lo que eran esos primeros festejos.
Por aquel entonces, el patio de la Fomento todavía no estaba techado. Por la tarde había festivales y a la noche se hacían los bailes. “El salón era adornado con guirnaldas y luces de colores. Se colocaban sillas todo alrededor y las chicas íbamos vestidas con nuestra mejor ropa”, recordaba la vecina. Se usaba papel picado y serpentinas a montones. Algunos muchachos llevaban perfumeros, una botellita cilíndrica con pico de pomo con el cual tiraban un chorrito de agua a las chicas. Los más osados le ponían un poquito de perfume al agua, para que tuviera un olorcito especial.
“Para los festejos del carnaval de 1948 se organizaron los grandes bailes, ya se había construido la pista con la colaboración de Don Ambrosio Stefanoni, quien colocó las baldosas de granito, y se estaba construyendo la cancha de básquetbol, por lo tanto los ocho días de carnaval eran los más esperados por el vecindario. Los Sres. Almada y Rojas donan un par de medallas de oro y plata y una plaqueta para la mejor máscara y disfraz que concurrían a la fiesta carnavalesca”, recuerdan unos apuntes sobre la historia de la Sociedad de Fomento escritos por Tito Muraco.
Los jóvenes, en especial las mujeres, no podían ir solos. Iba la familia entera o a lo sumo los acompañaba un hermano mayor. Muchos noviazgos nacieron en estos bailes. “¿Me permite?”, preguntaban respetuosamente los varones para bailar con una muchacha. “El cabeceo vino después”, nos explican las chicas de esa época.
El vecino Jorge Cataldo nos contó al respecto: “todas las familias de nuestro pueblo pasaban unas noches hermosas y divertidas. Hay vecinos que recuerdan que el Gordo Carere, que era junto con su hermano Angres, dueño del único bar con billares que había en el pueblo, una noche iba disfrazado de rumbera y otra entraba a la pista montado en un burro”.
La muchachada iba en grupo de baile en baile. Desde Bonzi se iban a Tapiales cruzando la playa del ferrocarril y alternaban con la gente Juvencia, El Social, El Cultural y El Fortín.
Se escuchaba jazz, twist y rock. También la raspa y la tarantela. Con el tiempo vinieron las orquestas al carnaval de Bonzi. Y estas orquestas eran conocidas como La Típica, que interpretaba música ciudadana, tango, milonga, vals, etc; y La Característica, era la que llevaba la mejor parte, porque interpretaba la música bailable.
“Recuerdo que había un hombre, “el gordo”, le decíamos, que siempre se encargaba de dar la temática del día y todos nos íbamos disfrazados como él decía. Fantasmas, decía a veces. Escuela, otras”, contaba Teresita. “Me acuerdo que una vez me disfracé de Patoruzú. Más que nada algunos usábamos máscaras para que no nos reconocieran. Y alguien dijo una vez: Pero fijate si esa chica no es la misma cara de la que porta la careta…”
Poco antes de la década del 60 la Fomento suspendió la organización de los carnavales por “no contar con la colaboración de la masa societaria”, según consta en sus actas, “pese a que en otros tiempos los bailes de carnaval eran la mayor atracción del pueblo”, según sostienen los escritos de Muraco.
Jorge Cataldo también recuerda que “poco antes de la década del ´60 la Fomento estuvo cerrada durante tres años. Pero en el año 59/60 se formó una comisión nueva que estaba integrada por los señores Cornelio Arellano, Roberto Finochieto, Teofilio Feder, José Cataldo, Jorge Cataldo, Bernardo y Julio Guasco, Sr. Ondetti, Francisco Iglesias, Segundo Gradaschi, José Argentino Muraco, y después se sumaron los señores Jorge Cabrer, Atilio Chiampini, Bonsignore, Lidia Clerico y muchos otros que no recuerdo”.
El vecino agrega que “así, con esta comisión, se organizó el carnaval carioca y se techó toda la pista con ramas de palmeras, que fue realizado por los 32 chicos y chicas de la sub comisión de fiestas. Fueron ocho bailes con un éxito tremendo. Hasta nos visitó el Sr. Intendente Municipal de La Matanza, Remigio Colombana, y se subió al escenario para felicitar a la Sociedad de Fomento por el éxito y recuerdo que el Polaco Provoda, disfrazado de rumbera, le dio un beso que le pintó toda la cara, tomándolo el intendente con mucho humor”.
En enero de 1968 se aprobó la realización de los corsos sobre Lino Lagos. En ese año se formó una comisión por este propósito, integrada por José Seleme, José Muraco y Frustaci, acompañados por Italo Adami y otros ayudantes.
Aquí comenzó otra época para el carnaval en el pueblo. Comenzaron las fiestas más concurridas de nuestra historia. Desde la Sociedad de Fomento y hasta la Estación se extendía el corso. Se colocaba un escenario en la esquina de Lino Lagos y Darragueira, frente a la panadería La Francesa, y todo era fiesta, color, agua y papel picado.
“Los Chiflados de Liniers”, “El Centro Murga”, “Los Rebeldes de San Justo”, “Los Diamantes de Darwin” y “Los Elegantes de José Ingenieros” fueron algunas de las tantas comparsas que pasaron por la calle principal del barrio.
Era un gran despliegue de bailarines y vedettes, la mayoría travestis en ese entonces, que animaban a la familia a bailar y divertirse.
Una guirnalda de lamparitas de todos los colores iba de vereda a vereda a lo largo de esas cuatro cuadras. En el Salón de La Fomento competían los más chiquitos por el mejor disfraz y por la noche seguían los tradicionales bailes.
Fue con la llegada de la última dictadura militar que se dio fin a esta tradición tan linda para todos los pueblos. Con la excusa de que no eran justificables esos días de feriado, se fueron apagando poco a poco los gritos y la música característica del mes de febrero.
Algunos vecinos también recuerdan que algún año, en sus comienzos, Sandro participó de los festejos en la Sociedad de Fomento.
Lic. Laura Ledesma
